Excursiones

Kiko vigila Menorca desde el Faro de Cavalleria

El otro día me contaron la historia del Faro de Cavalleria y hoy he decidido ir a verlo. Está al norte de Menorca, a 94 metros sobre el nivel del mar, y dicen que lo mejor es ir por la tarde y ver desde allí la puesta del sol.

Una torre de defensa y un poblado romano

Casi estamos llegando, vamos por un camino largo y estrecho y, de pronto, a la izquierda, vemos el puerto de Sanitja. Es una pequeña bahía de aguas tranquilas con unas pocas barcas fondeadas. Destaca una torre de defensa construída por ingenieros militares británicos en 1800 y que ahora se encuentra en muy mal estado. Cerca de este puerto se pueden visitar las excavaciones arqueológicas que se están realizando en Sanisera, una ciudad romana del siglo I a.C. Es un gran campamento militar, único en las Islas Baleares.

Cuevas para los contrabandistas

A la derecha hay un sendero que nos lleva cerca de la Cueva del Vell Marí que, según cuentan, era utilizada por piratas y contrabandistas para guardar sus tesoros. Es difícil ver la cueva desde tierra. Algún día haré una excursión en kayak desde Cala Tirant para ver ésta y otras cuevas que hay por la zona.

Cabras en la playa

Entre el puerto y el faro, hay un pequeño camino hasta Cala Viola. Es una playa virgen de arena gruesa donde, a veces, se pueden ver cabras pastando libremente. Grandes rocas dividen la cala en dos zonas de baño y suele haber gente haciendo snorkel. Forma parte de la Reserva Marina del Norte de Menorca por lo que se pueden ver muchos peces y caballitos de mar.

Más de 700 naufragios

Estamos llegando al final del Cabo de Cavalleria, la parte de la isla que está más al norte y donde se encuentra el faro. Es una zona con muchas piedras pero vengo bien preparado con calzado adecuado y una pequeña mochila con agua, un bocadillo, una gorra y la cámara de fotos.

En la entrada al recinto me he encontrado con el Director del Hotel Royal Son Bou Family Club, donde está mi casa, el Club Kikoland. ¡Qué sorpresa! Él, Tumeu Janer, me ha explicado que este faro se construyó en 1857 porque desde el siglo XIV se habían producido más de 700 naufragios. El faro, que emite dos destellos de luz blanca cada 10 segundos, guía ahora a los barcos.

Un galeón y 17 cañones

En 2009, descubrieron en estas aguas los restos de un galeón y de 17 cañones de hierro que miden dos metros de largo. Además, también hay anclas y otros restos del barco que los arqueólogos calculan que son de los siglos XVII o XVIII.

El de Cavalleria es el faro más antiguo de Menorca y, desde este verano, acoge un Centro de Interpretación donde puedes conocer muchos datos interesantes. Me ha gustado ver cómo era la iluminación antiguamente y cómo ha evolucionado hasta ahora.

También hay un bar con terraza donde hay gente esperando la puesta del sol. Yo voy detrás del faro y la vista es ¡impresionante!. Da vértigo mirar hacia abajo y ver los casi cien metros de acantilado. Hay que tener mucho cuidado en esta zona y vigilar bien dónde pisas. 

Lagartijas menorquinas

La isla des Porros o de Sanitja, es un pequeño islote que está muy cerca del faro. En él vive una especie muy curiosa de lagartija que sólo se puede ver en las Islas Baleares, la sargantana. Pero las de este islote son una subespecie, como si fueran sus primas, y tienen el cuerpo verde con manchas negras o azules. La cabeza y las patas son de color marrón y el vientre, rojo. ¡Me gustaría verlas!.

Al lado del faro hay una cueva de unos 15 metros desde donde se puede ver esta pequeña isla pero me he encontrado la entrada cerrada porque ha habido desprendimientos de piedras y no se puede pasar.

Un vigía gigante

Camino por los alrededores del faro. Un grupo de personas se sientan en las rocas y en los restos que hay de antiguos emplazamientos de la artillería del ejército republicano que protegían la isla durante la guerra civil española de los ataques por mar.

He encontrado un buen sitio para ver la puesta del sol. Desde aquí arriba hay una buena vista del norte de Menorca. Me siento como un faro, un gigante que vigila para que los barcos no se estrellen contra el acantilado.

Cuando oscurezca volveré a mi casa para contarles a mis amigos lo que he visto y enseñarles las fotos de esta excursión.

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